martes, 19 de enero de 2016

Sobre fraude científico (T11 )



Ser científico es una profesión que requiere mucha preparación académica, pero también altos valores humanos, cívicos y respeto por la profesión por su imagen e integridad. Descubrir, resolver problemas y necesidades que ayuden al desarrollo de la sociedad. Por lo que, el fraude y el engaño no caben en esa responsabilidad, pues aun cuando se tratase sólo de facilismo en su actividad y sin llegar a ocasionar un daño a los resultados obtenidos, se estarían malgastando tiempo de trabajo e importantes recursos.

 Es cierto que en esta era, la globalización de la información facilita el acceso al conocimiento, estudios y resultados; siendo una vía para copiar, adjudicarse y publicar de forma rápida mucha información. Se presentan plagios y resultados facilitas cuando no se tiene suficiente voluntad y ética en esta labor investigativa. Por suerte, para detectar y defender los estudios válidos ya se ponen a funcionar más y mejor las potencialidades informáticas contra las malas prácticas dañinas del verdadero del conocimiento y su autoría. Algunos sitios de internet con sencillos test para detectar copias comparando similitudes de documentos, otros mecanismos de revisión en universidades, institutos y eventos importantes garantizados por expertos reconocidos en las materias.

 Plagiar en un artículo nuestro uno o varios párrafos de la introducción de otro artículo es apropiarse de muchas horas de trabajo de investigación de los autores de otro artículo. A veces encontramos textos con tal redacción y excelencia para transmitir el tema que nos hace considerar imposible hacerlo mejor que esa referencia por donde estamos preparándonos. En esos casos lo más adecuado es copiarlo literalmente, señalarlo entre comillas e indicar la fuente de procedencia, si bien la ciencia se basa precisamente en avanzar a partir de lo que otros ya han hecho. Aunque a nuestros tutores o lectores pueda parecerles a la vista como un recurso para ahorrarnos tiempo de trabajo de investigación y redacción. Plagiar es otra cosa, es apropiarse del trabajo investigativo de los demás y hacer ver como propio. Y la tan mencionada “mala praxis” es, por ejemplo, copiar referencias bibliográficas de otro artículo sin haberlas leído, citar a quienes todo el mundo cita, es reescribir, copiar partes de otro artículo para ahorrarse el trabajo de escribirlo, pues está ya hecho resulta rápido y cómodo.

 El afán de la investigación es lograr un aporte científico valioso, interesante, útil, económico, aun cuando su resultado sirviera sólo para ahorrar tiempo a otros investigadores y para reflexionar teóricamente sobre la imposibilidad de un resultado positivo en ese ámbito. Lo difícil para nosotros es estar seguros de que es correcto cuando obtenemos un resultado negativo para presentar. Y pensamos en que si fuese por error, incapacidad, frustración, agotamiento. Cómo repercutiría en nuestros próximos estudios o en otros investigadores la publicación de ese resultado negativo. Es como un fantasma que nos tiene siempre en el beneficio de la duda y en la frustración por el resultado no deseado. La no publicación de resultados negativos se convierte en un problema esencial en disciplinas que tratan temas más complejos para la salud y la vida porque puede desviar el resultado final hacia positivos falsos, lo que en medicina, farmacia, alimentos, etc tiene graves consecuencias.
 
Resulta una gran garantía para la publicación de resultados positivos y negativos el pre-registro de experimentos: en algún tipo de repositorio abierto, y que ocurra lo que ocurra en la investigación se disponga de la información pertinente. Es vital desde el punto de vista de los efectos secundarios perniciosos y de cómo minimizarlos por su impacto en algunas especialidades como psicología y neurociencias y otras muchas.

Los investigadores somos también influenciados por ilusiones con un riesgo importante a la hora de hacer ciencia e interpretar los resultados que obtenemos. La pareidolia descrita en medicina como alteraciones perceptivas en las que, a partir de un campo real de percepción escasamente estructurado, el individuo cree percibir algo distinto, mezclando lo percibido con lo fantaseado. Una forma de ilusión o percepción engañosa, que se diferencia claramente de las alucinaciones No estamos exentos de pareidolias y múltiples vías de engaño cuando inmersos en nuestros temas de investigación escudriñamos resultados anhelados.

En otro tema nos encontramos a diario con las llamadas “mentiras de la ciencia”, algunas en revistas y series de temas pseudocientíficos y mitológicos, estructuradas para atraer el interés de muchos lectores con buenos argumentos históricos y elementos científicos, pero colmadas de manipulaciones, sensacionalismo para ganar adictos y beneficios del mercado de entretenimiento. La diferencia de estas con la ciencia es fundamental, pero difícil de comprender y dilucidar por muchos. Para la ciencia la verdad radica en que no creer en algo es que no tenemos evidencias suficientes para probar su veracidad, y negar algo significa afirmar que es imposible que eso exista categóricamente. La ciencia es así de radical para obtener verdades absolutas, y para muchos resulta entonces mejor acogerse a la astrología o la homeoterapia.

miércoles, 6 de enero de 2016

Factor de Impacto (T10)




El factor de impacto es una medida del número promedio de citas que reciben los artículos publicados en revistas científicas. Se emplea como indicador de la relevancia relativa de una revista dentro de su campo, de manera que las revistas con mayor IF son consideradas más importantes que aquellas con menor IF.
Existen varios indicadores del factor de impacto, entre los más difundidos se encuentran:

-Impact Factor (Institute for Scientific Information - ISI)
-Eigenfactor (University of Washington)
-SJR SCImago Journal Rank (SCIMAGO LAB- Scopus) 

Este último es un indicador del prestigio de las revistas científicas que funciona sobre la base de sistemas de ponderación de citas y vectores de centralidad (eigenvector centrality) y consiste en asignar diferentes pesos a las citas bibliográficas sobre la base de la importancia de las revistas que las emitió, de modo que las citas emitidas por las revistas más importantes serán más valiosas que las emitidas por las menos importantes. Esta "importancia" se calcula de forma recursiva, es decir, las revistas importantes serán las que a su vez reciben muchas citas de otras revistas importantes.
La imágen a continuación es una búsqueda del ranking por SJR de las revistas de mi área de investigación para el 2014.